lunes, 10 de septiembre de 2012

EL HUMILLADERO DE GUADIX


   
 Muy conocido por todos los accitanos, y en el caso que nos ocupa guadijeños, es como una leyenda transcrita de tradición popular, que se transmite de una generación a otra y, que de niño todos por unas razones u otras, hemos visitado ese lugar tan emblemático, donde contemplar el paisaje siempre es diferente, dependiendo de la tonalidad del sol , con el contraste del colorido de las nubes, la diversidad de colores en las estaciones del año y, el majestuoso monumento de la catedral, en la falda de la cara norte de sierra  Nevada,  plateada o no, según los meses del año, un encanto paisajístico, como diría nuestro  paisano, insigne escritor, Pedro Antonio de Alarcón, “cuadros pintados con los pinceles de la Madre Naturaleza”. Pero de niño, ir al Vivero, atravesar el rio, para ir a bañarme a los buzones de la Rambla de Fiñana, a la balsa Chiribaile, subir esas alturas  por los caminos de la vega, hasta llegar a la ermita, era un entorno del que frecuentaba sobre todo en verano y, me encantaba por el trasiego de gente existente en esa época en el campo, coger majoletas y respirar el olor y el aire puro de la vega, jugar al futbol en la falda de los arcillosos cerros del “Diente y la Muela” donde ir de excursión con el colegio a esos lugares, era una gran alegría, pero ¿Quién pensaba en la historicidad del lugar tan bello que se contemplaba, en esa edad ? Mas tarde he oído varías narraciones populares, que dan cuerpo al devenir histórico y, mi duda siempre ha permanecido ¿Por qué?, se edificaría la Ermita en ese lugar ¿Por qué? El nombre de Humilladero, como respuestas a mis preguntas infantiles, siempre han sido vagas, incluso contradictorias, por tratarse de una construcción privada, que ni los dueños actuales saben dar una información convincente. 
Sobre la puerta de entrada consta una placa de mármol, que hace memoria a su construcción y, dice “ Se edificó este santuario a devoción de su dueño Don Torcuato de Casas Miranda y Doña Rafaela Serrano Peñuela, contribuyendo con su trabajo personal el maestro albañil Don Antonio Hernández Márquez, y la puerta por promesa del carpintero Torcuato Hernández Año 1864”.A la entrada de la ermita hay un altar que contiene la imagen de un Cristo Crucificado, y al lado, otro Cristo mas pequeño, que según mi amigo Manolo López Gómez, responsable de las reparaciones y, cuidador del Santuario, esta ultima imagen es la primera que se veneraba; a pesar del difícil camino para visitar la ermita, manifiesto que somos muchos los que visitamos ese lugar diariamente, incluyendo también mi buen amigo Miguel Hernández, que aparece en la foto sentado y, es vecino del Santuario. Todos los años del 12 al 14 de septiembre festividad litúrgica de la Exaltación de la Cruz, se celebra el “Triduo” que curiosamente asiste, la inmensa mayoría de personas, del barrio de Santa Ana y, muy a tener presente gran cantidad de fieles de la Ciudad. También tengo que hacer mención como a unos diez metros de la ermita, se encuentra una cueva hundida y, corre un gran peligro algún pequeño, que acompañe a sus padres, o persona mayor, que haga un desplazamiento en busca de hacer alguna necesidad, se podría lamentar alguna desgracia personal, pudiéndose evitar, con el arreglo del camino, por parte de quien corresponda.    
HUMILLADERO. Guadix, capital  del Reino Musulmán, en tiempos de la dinastía Nazarí, unos dicen que aquí entregó el rey “zagal” (El Valiente )las llaves de la ciudad, rindiendo la fortaleza de Guadix a la Corona Cristiana de los Reyes Católicos con el Cardenal Mendoza a la cabeza, evitando con ello un derramamiento de sangre, el 29 de Diciembre de 1489. Otros comentan que la guardia Real, que acompañaba la entrada triunfal, de los Reyes Católicos, situó en dicho punto estratégico un reten de Vigías, para garantizar la seguridad de la entrada a Guadix, procedente de Almería, recorriendo los caminos de Fiñana, hasta llegar a la Rambla del Patrón, conectando con la calle  San Marcos, entrada mas fácil para acceder a nuestra ciudad, donde posiblemente pusiesen el campamento, en el amplio espacio existente, en la carrera de las cruces, a la falda de la Alcazaba. lugar denominado la Xarea que era donde realizaban, los moros, alardes, concentraciones, etc cuando se decidía hacer oración colectiva, o marchar a la guerra; muchos son los que opinan que en este lugar fue, donde entregó las llaves de la ciudad el Rey Zagal, en compañía de los nobles de la corte, adornados con sus mejores vestimientas o en la fortaleza de la Alcazaba.    

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