
Era una tarde cálida de abril, cuando le propuse a mi Rosarito salir a dar un paseo por el cinturón de la ciudad y, de paso, ver los trabajos que el Ayuntamiento está llevando acabo por esos lugares. Al salir de casa, el sol caía de plano, pero animados por el paseo que nos esperaba, no importaba la molestia. La ruta a seguir; carretera Obispo Medina Olmos, Puente viejo, Fátima, Placeta de Virgen de Gracia, saliendo por el Supermercado Día. Aproximadamente 5km, que encontrándose en unas condiciones normales, y el camino asfaltado, un paseo típico cargado de historia, pero la subida de las cuatro Veredas, hasta la llegada a la Virgen de Gracia, levantado, por los trabajos que se están realizando, como se suele decir, ¡TELA MARINERA!. En recompensa de ello, no podía pasar desapercibido, el recuerdo, de aquellos años mozos, cuando visitaba esos lugares, donde todavía las benditas esquinas, son testigo de aquellas sonrisas frescas y emociones vividas, simplemente con palabras dulces y. miradas claras, que partían mi corazón.
El recorrido no pudo ser más pintoresco. Me subí a uno, de tantos cerros existentes que contempla el paisaje, donde el contraste del verdor de la arbórea y vegetación, junto con el color marrón y diversidad de colorido de las montañas, y de fondo la majestuosidad y poderío de Sierra Nevada cubierta de nieve, se podía apreciar un cuadro envidiable, pintado con los “Pinceles de la Madre Naturaleza “ como decía nuestro paisano Pedro Antonio de Alarcón.
El final del recorrido terminó con bastante agotamiento físico, teniendo que cargar energías donde más factible pudimos descansar y, tomar un aperitivo con la intención de volver hacer la ruta, cuando los trabajos del Ayuntamiento estén terminados, y tranquilamente podamos saborear, el paisaje pintoresco que nos ofrecerá el otoño.
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