Después de varios chapuzones en la playa, unos cortos, otros más extensos se han pasado unos días de verano, con el resultado de que se han cargado las pilas y, dispuesto a esperar que venga el próximo verano, con las notas que Dios nos tenga preparado.
Los otros días, como de costumbre,
por la mañana con la fresquita ,salgo andar con mi perrilla Lali, unos días al parque del Vivero,otros al Humilladero, pasando
el semáforo de la rotonda de la Catedral, me encontré con un amigo y
compañero de trabajo, de esos que se
dice que hay que guardar como oro en paño, hacía bastante tiempo que el destino nos había separado y, no había
existido la oportunidad de vernos ,aunque si saludarnos
telefónicamente, la alegría fue mutua, aunque el llevaba el camino de las pistas del polideportivo, le invité a que
se volviera y se viniese conmigo al
Humilladero y, así, respirar el aire de la vega y, sentir el placer de
contemplar el paisaje de Guadix, desde
ese punto tan estratégico como es la Ermita.
Como el camino era largo, fuimos recordando algunos momentos que juntos hemos
vivido, ya que nuestra amistad remanece
de la niñez y, después compañeros de la misma promoción de Practicas de Ferrocarriles,
le pregunté por un amigo que teníamos en común, que para él, era como un hermano, le costó
trabajo decirme lo que le había sucedido. Este mes de Julio habían
quedado los dos en pasar una semana en su piso de Almería, que lo tiene
cerrado, comentandome como le sienta mal el clima de la playa y, aquí en Guadix se
siente mucho mejor sobretodo en verano.
Pues a mediados de mes, se reúnen las dos familias en Almería, y por
simples palabras, que habían mantenido las esposas por los niños y, pequeños
roces de no sentirse bien, decide
marcharse al otro día de llegar la familia
que había venido de Madrid. El se encontraba muy afectado y, dolido, ya que su
amistad siempre fue muy sincera y, era una persona que lo sabía todo de él;
como habían comprado los víveres necesarios, para la estancia prevista, decidió
quedarse, en contra de su voluntad y, lo peor como me decía es, que por culpa de sus parejas, ha perdido
a un amigo en el que a lo largo del tiempo habían consolida una gran empatía.
Le comprendí perfectamente
conociendo ambas familias, máximo
habiendo tenido yo, una experiencia similar, que a Dios gracias, se va
superando con el paso del tiempo. Pero
no cabe duda que llegar hasta ese punto,
es por que existe entre amig@ una lealtad y confidencialidad, que los
cónyuges deben de estar a su altura, y ser fiel a esa amistad, que por las circunstancias que
concurren, los dos amigos íntimos, han decidido pasar unos días en familia y,
se debe de ir preparados tanto para pasar unos días de alegría, como si hay que
compartir tristezas, pilares básicos de los valores entre amigos.